#LeyTrans: el fracaso de Iafigliola y la insistencia del perdedor

Este domingo 4 de agosto el país fue sacudido por el referéndum propuesto por Carlos Iafigliola. O, bueno… al menos se movió un poquito. Casi imperceptiblemente, pero ignoremos ese hecho por un momento.

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El planteo del referéndum va más allá de estar de acuerdo con la Ley Trans o no, sino que mientras que la ley supuso el apogeo de la izquierda, el intento de derogación fue un intento desesperado de la derecha. Solo que la derecha fue demasiado inteligente para, en año electoral, llevar a cabo un referéndum así, que dejaría a tantos ciudadanos inconformes y que era poco probable consiguiera la victoria. Toda la derecha excepto Carlos Iafigliola, cuyo porcentaje de votación es tan triste que no me atrevo a contarlo, cuyos valores se basan únicamente en la perpetuación de la Iglesia católica y en prohibir el aborto, básicamente.

Se esté de acuerdo con la totalidad de la Ley Trans o no, tenemos que hacer consenso en que algunos artículos sí que son muy necesarios para este sector tan vulnerado de la población, como el que refiere a la educación, por ejemplo.

Claro que tiene artículos cuestionables, como el desmedido porcentaje de empleo público prometido (que, comparado con la población de personas trans que hay en Uruguay, es un demasiado), y cosas como operaciones de reasignación de sexo pagas y pensiones por la dictadura. Por supuesto que eso es cuestionable, y por eso es que no tenemos que ser rápidos al juzgar a las personas que fueron a votar el domingo. No todos quieren «arrebatar derechos», u operan en las bases de la homofobia (como sospecho que hace Iafigliola), sino que toman parte en la decisión de qué se hará con sus dineros públicos, lo cual es perfectamente válido.

Sin embargo, siempre hay que recordar lo vulnerada que está la población trans. Las estadísticas hablan por sí mismas, y cuentan una historia de terror y sangre. Sí, tal vez algunos artículos de la ley se sientan un tanto injustos, o una exageración a los ojos de muchas personas. En lo personal tampoco estoy de acuerdo en que menores de edad se puedan hormonizar, simplemente por las estadísticas que hablan del nivel de arrepentimiento de transición que existe a lo largo del mundo, así como la posibilidad de quedar infértil si se comienzan los tratamientos a edades tempranas.Resultado de imagen para iafigliola ley trans

De todas formas, tenemos que ser conscientes de que estamos en año electoral, y que pase lo que pase en ese esperado y quizá temido balotaje, lo cierto es que ya no van a haber mayorías en el Parlamento. Y discúlpenme si me estoy apresurando en juzgar, pero no creo que el Partido Nacional, de ser derogada la Ley Trans, se empeñe mucho en impulsar otra con la que esté de acuerdo. Llamalo inclinación política, llamalo establecimiento de prioridades, pero lo cierto es que es dudoso que el tema se trate de nuevo, o al  menos que se logre aprobar una ley al respecto.

Una ley que la población trans necesita desesperadamente.

La ley que tenemos ahora no es perfecta ni de lejos. Hay muchos artículos que sacaría, otros que haría más específicos, y otros que requieren mucho más estudio del que se realizó, sin dudas. Pero derogarla ahora, cuando no hay muchas posibilidades de que algo similar sea aprobado en el futuro, roza en lo cruel.

Pero lo que es peor es Iafigliola diciendo que, después de que una ley sea aprobada en el Parlamento, después de que la misma haya sido sujeta a un referéndum que falló estrepitosamente, la ciudadanía se sigue oponiendo. No, Carlos, no. Que vos no estés de acuerdo con algo no significa que el resto de los uruguayos tengamos que rechazarlo también.

Hacer el referéndum fue su derecho constitucional, está bien que lo haya hecho. Pero si menos de un 10 por ciento de los habilitados a votar te dieron la razón, creo que es momento de dejar la lucha.

Los uruguayos tuvieron la posibilidad de decidir, y decidieron que la querían dejar. Si Iafigliola sigue luchando para derogar la ley, como ha declarado, no estaría haciendo más que ir en contra de la aplastante mayoría de la ciudadanía, que ya se expresó por entero. Y, ¿qué es un legislador sino un fiel representante de los ciudadanos?